miércoles, 7 de mayo de 2014

JOAQWUIN DIAZ MES DE MAYO

MES DE MAYO. JOAQUIN DIAZ CANTA A LA VIRGEN. RECOMIENDO ESTE CD LA MISION OS LLAMA LA SANTA MISIÓN - CDf060 Joaquín Díaz, Javier Coble y Elena Casuso Textos de las canciones > > > Este disco puede comprarse al precio de 12 euros + gastos de envío enviando un correo electrónico a la siguiente dirección: venta@funjdiaz.net MP3: Pulse sobre el título que desee escuchar A Misión os llama Tomad Virgen pura Perdona a tu pueblo, Señor Amante Jesús mío ¡Sálvame, Virgen María! Venid y vamos todos Yo tengo una Madre ¡Oh, Buen Jesús! Dueño de mi vida Altísimo Señor Al cielo quiero ir Eres más pura ¡Oh María, Madre Mía! Dios te salve, Virgen pura Según el sentido etimológico, "misión" significa "envío", y ha sido aplicado a toda la Iglesia, enviada por Jesús a anunciar el evangelio. Pero en años pasados, ya desde el siglo XVIII, se usaba "misión", como una actuación extraordinaria, que duraba varios días seguidos, en orden a conseguir la conversión emotiva y vibrante de los cristianos, especialmente los poco proclives a frecuentar el templo y sus actos religiosos. Ay aquellos meses de mayo, aquellas sabatinas de mi niñez el corazón puros y las lágrimas de rodillas ante el altar de la Virgen. Fueron los momentos más gratos de mi vida que vuelvo a recuperar merced a ese genio de la musicología y de la recuperación de nuestro folklore. Tomad Virgen pura nuestros corazones, no los abandones jamás, jamás. Virgen pura y bella de tan casto ser quiero estar con ella Virgen llévame contigo en el cielo colmado mi anhelo que feliz seré. Mil querubes bellos ornan tu dosel, quiero estar con ellos, Virgen llévame. En el fondo de mi alma atruenan las notas del órganos y me viene el olor de aquellas rosas de mi infancia de fragancia inextinguible y exquisita olor de la santidad que nos propusimos y nunca alcanzamos. Hay que hacerse como niños para entrar en el reino de los cielos y cantar el Venid y vamos todos con flores a por fía con flores a María que madre nuestra es. De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella más que la luna bella postrados a tus pies. Venimos a ofrecerte flores del bajo suelo con tanto amor y anhelo etc. La ingenuidad y candor de estas canciones no casan con estos tiempos de paganía y de negación de todo aquello en que creíamos y en ese catecismo de Ripalda y del padre Astete que aprendimos de memoria. Era desde luego la fe del carbonero sin floripondio ni exquisiteces teológicas pero es la que vale. Gracias, Joaquín, el sabio de Urueña, por conservar para la historia estos tesoros del florilegio de buenas vibraciones de la infancia que aun vibra en el recuerdo. La adaptación y la melodía es sensacional. Adquieran este CD es un consejo que agradecerán mis lectores de este mirador de Internet TEXTO DE LAS CANCIONES DE LA MISIÓN A Misión os llama A Misión os llama A Misión os llama, / errantes ovejas, vuestra tierna Madre / la Pastora excelsa. Divina Pastora, dulce amada prenda, dirige los pasos de estas tus ovejas. No crucen, Señora, errantes la selva; del hambriento lobo no sean la presa. Oh dulce Pastora, Madre la más tierna libra tu rebaño de enemigas fieras. A misión os llama... Oye sus balidos, alivia sus penas; ábreles piadosa del redil las puertas. Vuelven al aprisco Tristes, macilentas Por haber pastado De las malas hierbas. Y ya arrepentidas y en llanto deshechas, buscan en tus brazos su esperanza eterna. A misión os llama... La Santa Misión Tomad Virgen pura Tomad Virgen pura Tomad Virgen pura / Tomad Virgen pura Nuestros corazones, / No nos abandones, jamás, jamás No nos abandones, jamás, jamás. Mil querubes bellos / Orlan tu dosel Quiero estar con ellos / Virgen, llévame; Contigo en el cielo, / Colmado mi anhelo, Qué feliz seré. Tomad... Como madre tierna / Tennos compasión Ante ti postrados / Danos protección; Llévanos al cielo / Colma nuestro anhelo Salva nuestra fe. Tomad... Mil querubes bellos / Orlan tu dosel Quiero estar con ellos / Virgen, llévame; Contigo en el cielo, / Colmado mi anhelo, Qué feliz seré. La Santa Misión Perdona a tu pueblo, Señor Perdona a tu pueblo, Señor Perdona a tu pueblo, Señor, perdona a tu pueblo. ¡Perdónale, Señor! No estés eternamente enojado, no estés eternamente enojado. ¡Perdónale, Señor! Por las heridas de pies y manos, por los azotes tan inhumanos. ¡Perdónale, Señor! Por tus profundas llagas crueles, por tus afrentas y por tus hieles. ¡Perdónale, Señor! Por los tres clavos que te clavaron y las espinas que te punzaron. ¡Perdónale, Señor! Por la abertura de tu costado no estés eternamente enojado. ¡Perdónale, Señor! No estés eternamente enojado, no estés eternamente enojado. ¡Perdónale, Señor! La Santa Misión Amante Jesús mío Amante Jesús mío Amante Jesús mío, / ¡oh cuánto te ofendí! perdona mi extravío, / y ten piedad de mí. ¿Quién al mirarte exánime pendiente de una Cruz por nuestras culpas víctima expirar ¡buen Jesús! de compasión y lástima no siente el pecho herido, habiéndote ofendido con negra ingratitud? Una ardorosa lágrima vierte mi Salvador, tiene su vista lánguida buscando al pecador. ¡Ven, ven a Mí, hijo pródigo¡ Jesús llorando exclama: ¡ven, ven, mi amor te llama dame tu corazón¡. Llorad, cedros del Líbano; mares, ríos, llorad; llorad, rocas del Gólgota, que va Dios a expirar. Llora, pecador pérfido, y llora sin consuelo, que osaste al Dios del cielo la mano levantar. La Santa Misión ¡Sálvame, Virgen María! ¡Sálvame, Virgen María! ¡Sálvame, Virgen María!, ¡óyeme, Te imploro con fe! mi corazón en Ti confía, Virgen María, sálvame, ¡Virgen María, sálvame! Un abismo es el pecado con que a mi Dios ofendí, y estoy en él derribado sin Dios ¡Oh Madre! y sin Ti. Sálvame... Acuérdate de la hora en que Te nombró Jesús nuestra Madre y protectora desde el árbol de la Cruz. Sálvame... Yo pequé, contrito lloro; mil penas yo merecí; tu misericordia imploro, Madre, apiádate de mí. Sálvame... La Santa Misión Venid y vamos todos Venid y vamos todos Venid y vamos todos / Con flores a porfía Con flores a María, / Que Madre nuestra es. De nuevo aquí nos tienes Purísima Doncella, Más que la luna bella, Postrados a tus pies. Venimos a ofrecerte, Flores del bajo suelo, ¡Con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves! Por ellas te rogamos, Si no lo desmerecen, Las que en la gloria crecen En cambio tu nos des. No nos dejes un punto, Que el alma, pobrecilla, Cual fágil navecilla, Sin ti, dará al través, Tu poderosa mano Defiéndanos, Señora, Y siempre, desde ahora, A nuestro lado estés. La Santa Misión Yo tengo una Madre Yo tengo una Madre Yo tengo una Madre, Madre querida, que mis penas calma cuando me mira. Se llama mi madre, Virgen María Divina Pastora del alma mía. Sus plácidos ojos y su sonrisa me roban el alma, me dan la vida. Su nombre es el bálsamo de mis heridas, la estrella radiante que al cielo guía. La busco en mis penas y en mis fatigas, la llamo de noche también de día. Me tiende sus manos y me acaricia Alcanzo con Ella la eterna vida. La Santa Misión ¡Oh, Buen Jesús! ¡Oh, Buen Jesús! ¡Oh buen Jesús!, yo creo firmemente, que por mi bien estás en el Altar, que das tu cuerpo y sangre juntamente, al alma fiel en celestial manjar, al alma fiel en celestial manjar. Indigno soy, confieso avergonzado, de recibir la Santa Comunión, Jesús, que ves mi nada y mi pecado, prepara Tú mi pobre corazón. ¡Oh Buen Pastor! amable y fino amante, mi corazón se abrasa en santo ardor, si Te olvidé, hoy juro que constante he de vivir tan sólo de tu amor. Dulce maná y celestial comida, gozo y salud de quien Te come bien, ven sin tardar, mi Dios, mi luz, mi vida; desciende a mí, hasta mi pecho ven. Espero en Ti, piadoso Jesús mío; oigo tu voz que dice ¡ven a Mí¡, porque eres fiel, por eso en Ti confío, todo, Señor, espérolo de Ti. Pequé, Señor, ingrato Te he ofendido: infiel Te fui, confieso mi maldad; contrito ya, perdón, Señor, Te pido, eres mi Dios, apelo a tu bondad, eres mi Dios, apelo a tu bondad. La Santa Misión Dueño de mi vida Dueño de mi vida Dueño de mi vida, vida de mi amor, ábreme la herida de tu corazón. Corazón divino, dulce cual la miel, Tú eres el camino para el alma fiel. Tú abrasas el hielo, Tú endulzas la hiel, Tú eres el consuelo para el alma fiel. Dueño de mi vida, vida de mi amor, ábreme la herida de tu corazón. Corazón divino, ¡qué dulzura dan de tu sangre el vino, de tu carne el pan! Tú eres la esperanza del que va a vivir; Tú eres el remedio del que va a morir. Dueño de mi vida, vida de mi amor, ábreme la herida de tu corazón. Corazón divino, dulce cual la miel, Tú eres el camino para el alma fiel. Dueño de mi vida, vida de mi amor, ábreme la herida de tu corazón. La Santa Misión Altísimo Señor Altísimo Señor Altísimo Señor, que supisteis juntar a un tiempo en el altar ser cordero y Pastor; quisiera con fervor amar y recibir a quien por mí quiso morir. La Santa Misión Al cielo quiero ir Al cielo quiero ir Al cielo, al cielo, al cielo quiero ir / Al cielo, al cielo, al cielo quiero ir. Si al cielo quieres ir A recibir tu palma A Dios en cuerpo y alma Has de amar y servir. Si al cielo quieres ir Jurar en falso evita Y nunca la maldita Blasfemia has de decir. Si al cielo quieres ir Guardar debes las fiestas No trabajando en éstas Y a misa has de asistir. Si al cielo quieres ir Respeta a tus mayores Y a hijos y a inferiores Les debes instruir. Al cielo... Si al cielo quieres ir No dañes ni aborrezcas Ni mal ejemplo ofrezcas Ni debes maldecir. Si al cielo quieres ir Detesta la impureza Y de ella con presteza Procura siempre huir. Si al cielo quieres ir Odia robo y usura Pues es gran desventura Como un ladrón morir. Si al cielo quieres ir Huye cual del demonio Del falso testimonio De hablar mal y mentir. Al cielo... Si al cielo quieres ir Con alma toda pura No empañe su hermosura El torpe consentir. Si al cielo quieres ir No codicies lo ajeno Pues todo lo terreno Se deja aquí al morir. Al cielo... La Santa Misión Eres más pura Eres más pura Eres más pura que el sol más hermosa Que las perlas que ocultan los mares Sólo tú entre tantos mortales Fuiste libre del yerro de Adán. ¡Salve, Salve! cantaban, María, ¡Que más pura que tú: sólo Dios! Y en el cielo una voz repetía: ¡Más que tú... sólo Dios, sólo Dios! Con torrentes de luz que te inundan, Los Arcángeles besan tu pie, Las estrellas tu frente circundan, Y hasta Dios con orgullo te ve. ¡Salve, Salve! cantaban, María, ¡Que más pura que tú: sólo Dios! Y en el cielo una voz repetía: ¡Más que tú... sólo Dios, sólo Dios! Pues llamándote Pura y sin mancha, De rodillas los mundos están, Y tu espíritu arroba y ensancha Tanta fe, tanto amor, tanto afán. ¡Salve, Salve! cantaban, María, ¡Que más pura que tú: sólo Dios! Y en el cielo una voz repetía: ¡Más que tú... sólo Dios, sólo Dios! ¡Ay! Bendito el Señor, que en la tierra Pura y limpia te pudo formar, Como forma el diamante la sierra, Como cuaja las perlas el mar. La Santa Misión ¡Oh María, Madre Mía! ¡Oh María, Madre Mía! ¡Oh María, Madre mía, / oh consuelo del mortal! Amparadme y guiadme / a la patria celestial. Con el ángel de María las grandezas celebrad; transportados de alegría sus finezas publicad. Salve, júbilo del cielo del Excelso dulce imán; salve, hechizo de este suelo, vencedora de Satán. Quien a ti ferviente clama Halla alivio en el pesar Pues tu nombre luz derrama Gozo y bálsamo sin par. Oh María, Madre mía... De sus gracias tesorera Te ha nombrado el redentor Con tal madre y medianera Nada temas, pecador. Pues te llamo con fe viva Muestra, madre, tu bondad; A mí vuelve compasiva Esos ojos de piedad. Hijo fiel, quiera amarte Y por ti sólo vivir Y por premio de ensalzarte Ensalzándote morir. Oh María... Del eterno las riquezas Por ti logre disfrutar Y contigo sus finezas Mil y mil siglos cantar. Oh María... La Santa Misión Dios te salve, Virgen pura Dios te salve, Virgen pura Dios te salve, Virgen pura Reina del cielo y la tierra Madre de misericordia de virtud y gracia llena Vida y dulzura en quien vive Toda la esperanza nuestra Dios te salve, a ti llamamos Desterrados hijos de Eva A ti, madre, suspiramos Gimiendo y llorando penas En este tan triste valle De dolores y miserias, Ea, pues, dulce Señora Y siempre abogada nuestra Vuelve a nosotros tus ojos De piedad y de clemencia Y después de este destierro Nuestra alma a Jesús presenta Ea, pues, dulce Señora Y siempre abogada nuestra Vuelve a nosotros tus ojos De piedad y de clemencia Y después de este destierro Nuestra alma a Jesús presenta Jesús, fruto de tu vientre Y del cielo nuestra perla. Oh señora clementísima Oh piadosísima reina Oh dulce virgen María Adorada en mar y tierra Virgen Santa milagrosa Por nosotros a Dios ruega Para que seamos dignos De alcanzar la gloria eterna. Para que seamos dignos De alcanzar la gloria eterna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario